como mantener viva una relación
Autor: Iu Eydan
Autor: Iu Eydan

Cómo mantener viva una relación

Quizás estés pasando una mala época con tu pareja, tal vez por simple curiosidad o es que viste a unos abuelos cogidos de la mano paseando por la calle. Por la razón que sea, seguro que alguna vez te has preguntado cómo mantener viva una relación.

Es muy normal preguntarse cuáles son los secretos para mantener viva la llama en una relación, sobre todo en el siglo XXI, donde todo es estrés y prisas. Como psicólogo en Terrassa recibo a muchas parejas que de alguna manera se preguntan esto, y la respuesta es distinta en cada pareja.

Quédate a leer este articulo donde voy a darte algunos consejos para mantener la chispa en la pareja.

Los 10 consejos para saber cómo mantener viva una relación.

Déjame aclarar que estos consejos sirven para MANTENER viva la llama pero también para REAVIVAR la llama en la pareja si es que esta llama se está apagando.

Abrazar y comprender las diferencias en la pareja.

Sacamos conclusiones acerca de lo que hace el otro, malinterpretamos en lugar de hacerlo a partir de la realidad de ese otro. Comprender, interesarse y empatizar con la realidad del otro nos ayuda a conocernos mejor y hacer la relación más sólida, respetuosa, cómplice y divertida. Tenemos que tener siempre presente que las personas somos diferentes y procesamos las cosas de manera diferente, y nuestra realidad puede ser muy diferente a la de otra persona, aunque esa persona sea nuestra pareja. Estas diferencias se intensifican si la pareja la componen un hombre y una mujer ya que, aparte de las diferencias normales entre dos personas, también hay otras diferencias genéticas y biológicas. Ya sabes, si quieres mantener viva una relación, haz un esfuerzo por adorar lo que os hace distintos. Seguro que encuentras cosas bonitas en ellos.

Comprender cómo funciona el amor en la pareja.

Debemos comprender y recordar que en los inicios de una relación se producen una serie de cambios químicos en el cerebro y que conllevan diferentes consecuencias. Por un lado, estos cambios hacen que mitifiquemos a la persona que tenemos delante para que sea perfecta y por otro lado, hacen que nosotros mismos no nos mostremos como somos realmente, sino que somos nuestra mejor versión y nos esforzamos en ser como creemos que el otro necesita que seamos. El objetivo es gustar y convencer.

Si decidimos iniciar una relación de pareja durante esta etapa de enamoramiento, debemos poner los pies en el suelo y ser conscientes de que le ponemos parches a todo aquello que nos desagrada del otro para que se adapte a nuestras necesidades. Debemos vivir con algo más de coherencia y racionalidad este enamoramiento y poner la razón al servicio de las emociones que sentimos.

Los cambios químicos cerebrales del enamoramiento tienen su fecha de caducidad, diferente para cada persona. Durante el enamoramiento no deberían haber decepciones. Se supone que es la etapa más bonita en la que mostramos nuestra mejor versión. Si esto ocurre, imagina que pasará más adelante…huye! 

Para mantener el amor como el primer día también debes seguir gustando a tu pareja.

No debemos confundir la confianza con el dejar de cuidarse. Si al inicio de la relación todo es tan bonito y tan importante…

¿porqué se deja escapar con el paso del tiempo?

Las hormonas tienen un papel esencial. Cuando nos sentimos ya seguros de tener un compromiso con la pareja, las hormonas se relajan y entonces ya no tenemos que esforzarnos. Digamos que nos acomodamos en nuestra zona de confort y damos nuestra relación por sentada.

Os suena eso de “No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos”. Cuando se actúa así aparece la dejadez, el descuido y la falta de respeto, lo cual es el desencadenante de la falta de admiración que había al principio de la relación.

Una relación deja de mantenerse viva cuando se dan las cosas por sentadas.

La dejadez se muestra en no cuidarse, no quererse, no hacer ejercicio, echarse 10kg encima porque sí… La forma de vestir también es un aspecto que pronto cambia. Al principio todos nos ponemos nuestras mejores galas, cuidamos la imagen de una manera increíble, 80 litros de perfume, gastar un desodorante en cada axila… Todo es parte de la seducción y del deseo de gustar al otro. Si desaparece esto se pierde algo muy romántico y pasional en la pareja.

Es curioso que en los comienzos de una relación sí sabemos cómo mantener viva una relación aún siendo todo incertidumbre y desconocimiento y a medida que las incertidumbres desaparecen de repente se nos olvida como mantener viva esa llama en la pareja.

Si al principio de la relación nos atrae la buena presencia y nos esforzamos por tenerla, no tiene sentido 3 años después no arreglarse un domingo por la mañana para que tu pareja te vea guapo o guapa. ¿No crees?

La higiene va de la mano con el erotismo y el sexo. Si llegas a casa de trabajar todo el día con mal olor, el aliento de 40 cafés y sudado no pretendas que tu pareja respire profundo al verte y te abrace. Puedes arreglarlo con un simple: “Cariño, me doy una ducha rápida que estoy hecho un trapo y soy todo tuyo”.

La atención y los detalles: Seguro que te resultarán familiares estos detalles del principio de la relación que lentamente van desapareciendo: al principio el Whatssap echa chispas y vamos con 3 baterías externas porque no tenemos batería suficiente para decir lo mucho que echamos de menos al otro. O te preparan sorpresas al llegar a casa: una cena con velas, un baño con lucecitas y espuma, un masaje, un te quiero escrito en el cristal del comedor hecho con el vaho que salía al preparar la cena. Todo son mensajes de atención: “buenos días! te pienso! te echo de menos! voy a la ducha amor!, hasta me escapo al baño del trabajo y me encierro para escribirte. O cuando vas a llegar a casa un “prepárate cariño, que vengo a por todas”, o esperando en casa a que llegue y has preparado un baño aromático, con espumita, las velitas… y con tu mejor conjunto sensual, etc. Pero qué ocurre cuando pasa el tiempo? Pues que antes de que llegues a casa te llega un mensaje que dice: “trae pan que estoy muy cansado para salir”. Menudo cambio, no?

Los detalles alimentan el amor y fortalecen los vínculos. Cada mensaje nos arranca una sonrisa, una emoción buena, porque se están acordando de nosotros en cada momento y estamos presentes en su cabeza. Con cada detalle estás cuidando al otro y al amor que hay entre vosotros. Todo detalle que hicimos al principio nos hizo lograr un éxito…por qué no seguir haciéndolo?

Las formas: eructar, tirarse pedos, meterse el dedo en la nariz como si no hubiese un mañana…eso no es confianza. Eso es asqueroso. ¿Tendríais ganas de besar a alguien que se está tirando pedos a vuestro lado? Igual que eso, cuidar el respeto y la educación: esperar al otro para comer, ser desconsiderados y si vas a llegar tarde avisar, etc.

El tiempo: una pareja necesita dedicar tiempo para ella, romanticismo, momentos de ocio, de placer, de estar juntos por estar juntos, de simplemente hablar, momentos que dejen huella, no momentos de rutina. Debemos darle una prioridad, ya que la pareja se nutre de momentos en pareja: una cena romántica y hablar, planes de pareja, ocio en pareja, estar presentes en el aquí y ahora y con conciencia cuando estamos con la pareja, escuchar con atención, con ganas. Esto produce placer y ganas de repetir!

Los despistes: cuando algo importa de verdad no hay olvido! No hay más! Olvidarse de un favor que nos han pedido, o recordar una fecha señalada, arreglarse, cuidarse, estar guapos, cuidar al otro… si no se cuida el amor, desaparece. Si tu pareja es alguien especial, házselo saber con actos.

En resumen: haz detalles, recuerda fechas importantes, muestra interés, intenta repetir lo que hacías al principio de la relación y le gustaba a tu pareja, toma compromiso en no hacer lo que irrita a tu pareja, usa palabras cariñosas (no llames mamá a tu pareja!), haz regalos significativos, no caros (tendrás que saber qué le gusta o de qué ha hablado últimamente. Que se note que te hacen regalos pensando en ti), cuida el hogar y la decoración porque esto crea un ambiente en el que apetece estar con tu pareja, impacta a tu pareja, toma la iniciativa, haz regalos cuando no toque para darle una sorpresa, agradece los detalles que tiene contigo.

Poner límites

Primero debemos tener claros dónde están nuestros límites: ¿Qué es lo que no estoy dispuesto a negociar bajo ningún concepto? Si ese límite se rebasa, ahí ya no tenemos nada más que hacer. Debemos ver con claridad y no poner parches a lo que es rebasar un límite. No hacerlo y permanecer en la relación nos llevará a la dependencia emocional.

La comunicación

No todos tenemos la misma necesidad de hablar y compartir. Si nosotros somos de hablar de mil temas seguidos durante horas y escogemos como pareja a alguien que no siente esa necesidad y que les gusta el silencio, es normal que nos frustremos. Una pareja no siempre puede darnos todo lo que necesitamos. No todas las necesidades deben satisfacerse en la pareja. La comunicación da lugar al entendimiento, necesario para resolver todo conflicto. Tenemos que diferenciar también el hablar de mucho de hablar bien: tener coherencia entre la comunicación verbal y no verbal: no puedo decir que te estoy escuchando mientras de reojo miro el fútbol. Nos quedamos mucho más con lo que vemos (los hechos), que no con lo que oímos. Trampas en la comunicación:

  1. EL PODER MENTAL DE LA PAREJA: adivinar qué pienso! Muchas parejas creen que como llevan tanto tiempo juntos, o porque su amor es único en toda la existencia humana, el otro debe saber qué hay en nuestra cabeza: lo que pensamos, lo que necesitamos. Se solicita un superhéroe con poderes mentales! Eso sí, para lo que nos interesa vaya a ser que vea demasiado y claro…que no invada nuestra privacidad.

Vamos a pedir lo que necesitamos! Si necesito un abrazo no esperaré a poner las caras más tristes para que el otro me vea y reaccione. Pide el abrazo que necesitas! Las personas no podemos adivinar o interpretar las señales que para nosotros son clarísimas.

  1. EL SINCERICIDIO: hay comentarios que no aportan ni suman. Generan distancia y conflictos. Hay que diferenciar entre ser sincero y maleducado. Hacer estos comentarios hacen que el otro se tome las cosas de manera personal e invitan a atacar para defenderse. Debemos ser impecables con las palabras. Vamos a pensar antes de hablar lo que vamos a aportar haciendo esos comentarios. Podemos hacernos algunas preguntas antes de hablar: ¿Esto qué voy a decir es doloroso?, ¿me gustaría a mí escuchar esto de mi pareja?, ¿es el momento adecuado de decirlo?, ¿mi estado de ánimo de ahora permite hablar con cariño? Solemos ser más amables y respetuosos con los amigos que con los que amamos, porque pensamos que no lo vamos a perder y nos relajamos. Decir las cosas sin filtro y a discreción, ¿crees que ayuda a mantener viva una relación?
  2. LA ESCUCHA ACTIVA: escuchemos con atención plena, con interés y empatía y así nos daremos cuenta de muchos detalles de la conversación que no captamos a simple vista. Esto crea complicidad y confianza. Miremos a los ojos, no interrumpamos, no nos adelantemos a lo que creemos que van a decirnos, tener contacto físico como muestra de comprensión, asentir, no estar con el móvil, ni la TV. Si el otro capta esto interpreta que le tenéis en cuenta y lo tomáis en serio, lo cual también aumenta la autoestima de la persona. El que escucha mirando a los ojos sabe cómo mantener una relación de pareja estable, o al menos es un buen principio.
  1. RIDÍCULO SOCIAL: esas gracias que dejan a la pareja en ridículo avergüenzan. Es una falta de consideración y de respeto.
  1. REPROCHES: estamos más pendientes de echar en cara las cosas que de comprender la postura del otro. Esto no aporta nada. ¿Qué tal si nos escuchamos con interés y curiosidad? En lugar de responder “¡te molesta que deje la puerta abierta! ¡Pues a mí me molesta cuando tu dejas toda la ropa por ahí tirada!”, podemos responder: “no sabía que esto te molestaba tanto, lo siento”. Si la conversación se da con gritos y alterados debe cortarse y pedir tiempo hasta poder hablar calmadamente.

Desconfianza, celos y control.

Los celos tienen relación con el control: saberlo todo da seguridad. El eje principal de la relación es que tiene que ser fácil y cómoda. Si ocurre algo que nos aleja de este bienestar deberíamos tener la capacidad como pareja de resolverlos con respeto y aceptación. Algunas situaciones con estos ingredientes tienen solución, otras no. Tenemos 2 casos:

  1. CELOS O DESCONFIANZA JUSTIFICADA: hay personas muy manipuladoras, mentirosas y sin escrúpulos que no aman ni respetan, que son capaces de hacer dudar a su pareja de la realidad y hacerla sentir que se está completamente loca. Cuando descubrimos un engaño hecho adrede y vemos que el otro no hace nada para aliviar nuestro sufrimiento además de hacernos creer que estamos locos debemos irnos de esa relación. No nos quiere! Si nos quisiera no hubiese soportado vernos sufrir. Estamos en presencia de una persona psicópata.
  1. CELOS O DESCONFIANZA INJUSTIFICADA: se da cuando la persona ve amenazas y peligros de engaño por todos lados. Sufren por inseguridad. Son celos patológicos que conllevan conductas graves como obligar a vestir de determinada manera sin provocar, montar escándalos por la calle acusando de mirar a otras personas, celos de la propia familia, o incluirse en la cena de empresa o con amigos donde la única manera de que no tener disputa es que vayan ellos mismos para asegurarse de que nada ocurre.

Los motivos son de estos ingredientes pueden ser diversos:

  1. Baja autoestima: cuando una persona se siente poco importante, valiosa o suficiente se compara con el resto a los que considera mejores que ella. Hay una gran inseguridad de fondo que le hace ver peligro y amenazas por todas partes. Tan sólo tendremos un buen pronóstico si la persona que sufre este aspecto es consciente de la irracionalidad, analiza con distancia lo que sucede y ve que no tiene sentido alguno. Si piden ayuda se les puede ayudar fortaleciendo su autoestima.
  1. Referentes tóxicos: haber crecido en un ambiente con conductas similares de los padres. Para los niños, los padres son amor, por lo cual, cualquier cosa que ve lo entiende como amor, como algo normal y lo reproduce tal cual. Al ser conductas aprendidas se pueden modificar si somos conscientes planamente de que están presentes y las vemos por nosotros mismos (de nada sirve tratar de convencer ni hacer ver), y si sentimos que son conductas tóxicas.
  1. Experiencias traumáticas: personas que por haber convivido con parejas que mentían, engañaban, eran infieles… perciben estas amenazas y ven cosas donde no las hay, con lo que acaban provocando la ruptura de la relación. Experimentan una inseguridad totalmente justificada. Pueden mostrarse rencorosas y desconfiar de todo el mundo, no queriendo más relaciones o generalizando que todos son iguales. En este caso, si encontramos a la persona adecuada que sabe estar presente y alejarse en la medida justa, que nos respete, irá haciéndose hueco en nuestro corazón hasta que volvamos a poder confiar. Lo importante es aprender de estas experiencias las señales que nos indiquen que algo no va bien, para poder poner los límites de manera firme cuando sea necesario.
  1. Celotipia: son personas con alteración psicológica. Ven la realidad de manera distorsionada y sufren el trastorno de celos patológico. Son personas extremadamente posesivas y con un perfil mal tratador. En este caso no queda otra que salir de la relación a pesar de que suele ser difícil en estos casos dar el paso. El precio a pagar por salir de la relación es la liberación y volver a ser nosotros mismos.

La co-responsabilidad.

Este punto se refiere a la igualdad, a compartir las responsabilidades en lugar de cargar con unas sí y otras no. Para una mejor convivencia puede ayudarnos:

  1. Ser claros desde un inicio: hablar sin miedo de los proyectos de vida, de cómo creemos que se lleva una casa, de si queremos o no hijos, de si dejaría el trabajo en caso de ser necesario. Ver si los valores son similares y no somos polos opuestos (los polos opuestos se repelen, no se atraen).
  2. Ser empáticos: hay que hablar de cómo nos sentimos y de lo que necesitamos del otro.
  3. Compartir y promover la complicidad: las decisiones que se tomen en pareja deben ser habladas, comprendidas y consensuadas en la manera de hacer y cómo y cuándo hacerlas.
  4. Bajar el nivel de perfección: no tiene que ser todo a mi manera porque no somos iguales. Debemos consensuar un término medio para evitar la frustración por ambas partes.
  5. Los reproches: menos reproches y más soluciones. El reproche, el enfado, el victimismo, amenazar…generan distancia en la pareja, puesto que transmitimos el mensaje de que no está a la altura de nuestras expectativas, lo cual produce tensión, desconfianza y baja autoestima.
  6. Valorad las aportaciones de vuestra pareja: con un beso, un abrazo, un elogio…reconozcamos los cambios.
  7. Si hay hijos no juguemos al poli bueno – poli malo: decidir las normas, pautas, castigos y premios juntos, para que los hijos no perciban a quién pueden o no convencer.

Las cosas claras.

Hay veces en que hay unos hechos evidentes que muestran que la relación no va bien y nos dedicamos a auto engañarnos y negarlo para no aceptar esa realidad. Cuando la otra persona nos dice algo que no coincide con lo que hace aparece la incoherencia. Entonces debemos elegir si nos interesa creernos el mensaje que nos da o ver el mensaje real que conlleva lo que dice y/o hace. Es decir, quitemos los adornos y los parches a esas frases que nos dicen que intentan aparentar lo que no es. Fijémonos en los hechos, que son los que nos dicen la verdad, y olvidemos lo que nos dicen. Ejemplos:

  1. NECESITO TIEMPO = quiero alejarme de ti, no verte, cortar el contacto, estar separado. Si no quiere estar ni hacer ya todo eso conmigo, ¿me quiere? Analicemos esta frase:
  • ¿Tiempo para qué? Para no despertar juntos, para no ir a dormir juntos, para no salir a cenar juntos, para no hablar contigo, para dejar de compartir el tiempo libre.
  • ¿Tiempo en calidad de qué? Qué somos durante este período, seguimos siendo pareja? Ya no lo somos? El que pide tiempo, normalmente, pide liberarse. Cuando se va siente una liberación. En esa liberación volverá a sentir las ganas de hacer lo que le gustaba antes (salir, conocer gente…) Qué ocurre con la otra persona? Que se queda esperando, en shock, concediendo el plazo y lo que haga falta con tal de no perder esa relación. Esta posición es de humillación. Y una persona que te deja con este malestar humillante, consciente de ello y no hace nada significa que no sufre al ver sufrir a su “pareja”, que no hay compasión, es decir, que no hay amor.
  • ¿Hasta qué fecha? es absurdo poner una fecha. Nadie sabe lo que va a sentir ni mañana ni el mes que viene. Y durante ese tiempo, el que espera cómo se siente? Sufre.

Se suele pedir tiempo por miedo a hacer daño a la pareja, miedo a perder algún aspecto que te gusta de la pareja, o por miedo a arrepentirse porque hay una rutina y unas costumbres y no es fácil romper con ello. Entonces qué ocurre? La persona que pide tiempo se va…adquiere nuevos hábitos mientras tengo algo seguro que me está esperando, y si consigue un bienestar en esa distancia, entonces acaba de “patear” definitivamente a la otra persona. Este mal trato no debe permitirse. Como solución, cuando nos piden tiempo debemos enfrentarlo como una ruptura definitiva. Cada uno puede hacer lo que quiera con su vida. Y si al cabo del tiempo, la persona que pedía el distanciamiento desea volver ya se verá si la otra persona quiere volver o no. Pero quedarse esperando a que nuestra pareja decida si estoy o no a la altura, si somos lo suficientemente buenos para querernos, esto no es una opción.

  1. Los “PERO: toda frase bonita, preciosa, increíble, disney… cuando va seguida de un “pero” pierde sentido. Ese “pero” se carga absolutamente todo lo dicho anteriormente. Ejemplo: “eres increíble, todo lo que llevo buscando toda mi vida, me gustas muchísimo, etc etc etc…pero no estoy en mi mejor momento para iniciar una relación” ¿Qué tal si somos honestos y decimos: ” no eres increíble, ni todo lo que llevo buscando toda mi vida, no me gustas muchísimo, etc etc etc…por ese motivo NO quiero iniciar una relación”. Si fueses increíble, lo que lleva buscando toda su vida y le gustas, no dudes en que querría estar contigo. Somos conscientes de que a veces queremos evitar el daño siendo tan claros, pero debemos aprender a descifrar lo que nos dicen.
  1. “SEAMOS SÓLO AMIGOS” o “SÓLO SEXO”: si decidimos tener sólo amistad con alguien por quien sentimos más que una amistad, ¿qué ocurrirá cuando nos explique su intimidad con otras personas? ¿Nos alegraremos y no sufriremos? O si tenemos sexo con alguien con quien deseamos una relación, ¿qué ocurrirá cuando sepamos que también lo hace con otras personas, y que además las lleva de cena cosa que con nosotros ya no hace? ¿Cómo nos sentiremos? No podemos ser amigos y menos con sexo de alguien por quién sentimos. Nos dañaremos.
  1. MIEDO AL COMPROMISO: “tengo miedo al compromiso” = “no quiero comprometerme contigo. No me gustas lo suficiente. No quiero estar contigo”. El porqué realmente no importa. Lo que debemos resolver es saber si la otra persona se compromete al mismo nivel que yo, si se involucra igual que yo, si asume el nivel de compromiso que yo espero cuando estoy en relación.

El sexo.

El sexo es lo más potente que existe en una relación de pareja, para unirla o para separarla. La pasión inicial dura entre 6 meses y 2 años. Cuando el cerebro percibe que ha pasado un tiempo prudencial para que haya compromiso y así perpetuación de la especie, la mente y el cuerpo se relajan. Después la pasión viene dada por:

  1. Admiración: podemos admirar cuando tenemos claro qué es lo que nos gusta de la otra persona, su parte increíble, lo que la hace especial, única. Debemos poner el filtro con el que miramos a nuestra pareja desde este prisma. Si lo ponemos en lo que no nos gusta o rechazamos cada vez veremos con más negatividad a la pareja y cada vez nos gustará menos. Fijarse en lo que no nos gusta es dejar morir lo positivo. Estemos pendientes de lo que nos gusta de la pareja, de lo que nos atrae de ella, de los detalles que tiene con nosotros y hacedle saber lo importante que es para vosotros. Cuidemos la parte física, con la forma física, la higiene… y todo lo que nos lleve a interaccionar con nuestra pareja. Es complicado sentir pasión por quien sólo vemos defectos.
  2. Complicidad: es un sentimiento recíproco con el que nos sentimos únicos para la pareja y la pareja para vosotros. Es ese código que tienen muchas parejas que, con sólo mirarse o sonreírse ya saben qué está ocurriendo. El sentido del humor es indispensable para ello. La complicidad se construye compartiendo intimidad, aficiones, rutinas conjuntas, planificando un futuro, interesándose genuinamente por el otro y comprendiendo profundamente. Ser cómplice es confianza. Además la complicidad potencia el sentimiento de pertenencia.

Para despertar el deseo sexual, debemos nutrir la pasión, ya que van de la mano. Es el preámbulo del sexo. Desear a alguien empieza por la fantasía con esa persona, con momentos románticos, recordar un abrazo, un beso, un mensaje de texto, fantasías sexuales, etc. Debemos poner atención plena a estas escenas que ocurren de pasión, romanticismo, especiales. Lo que vivimos desde la emoción, lo que experienciamos, queda en la memoria grabado.

No tener sexo es la principal manera de acabar con una relación de pareja. A veces el estrés diario y el cansancio influyen pero lo más importante es el disfrute. Así que debemos también hablar, comunicar lo que nos gusta, dónde nos gusta y cómo nos gusta. No juguemos al superhéroe con poderes mentales que lo adivina todo.

Dos claves para que el sexo funcione son la confianza y la seguridad: hablar sin avergonzarnos, pedir lo que deseamos, mostrarnos sin miedo. La sensualidad es clave en este aspecto, infunde mucha seguridad. La sensualidad son las miradas, la forma de caminar, los susurros…cada gesto. Las personas que saben expresar esta sensualidad son percibidas como sexualmente atractivas. Para sentirse sensual el primer paso es cuidarse. Cuidad la ropa interior, el cuerpo, perfume, cremitas, ponerse bonito, vestid elegantes, caminad de manera sensual, sonreíd, mirad de manera atractiva…y hablad de manera no ordinaria!…se trata de sentirte fuerte y ágil, gustarte.

Cuando no hay deseo sexual: si no tenemos ganas de sexo debemos ser amables y explícitos diciéndolo. Explicad cómo os encontráis, qué os preocupa y os tiene agotados. La comunicación facilita la empatía y elimina las dudas e interpretaciones erróneas.

El sexo requiere tiempo y estar relajados. El estrés no nos deja tiempo para cultivar la vida sexual de la pareja. Hace que vayamos acelerados y perdamos la conexión, convirtiendo la pareja en un compañero, en lugar de un amante. ¡La pareja debe ser amante! De no ser así, aparecerá en un momento u otro alguna persona que nos llame la atención y supla esta carencia. Se necesita tiempo e intimidad. Y cuidar la propia autoestima y la del otro. Cuanto más seguros os sintáis, más probabilidades de tener sexo y disfrutar tendréis. Cuanto más comunicáis al otro lo que os agrada, lo que disfrutáis, cómo os gustan sus caricias…más se fomenta la autoestima del otro.

CONSEJOS PARA MEJORAR LA VIDA SEXUAL:

  1. La iniciativa es cosa de dos: la iniciativa te hace sentir deseado.
  2. Transmite lo que sientes por esa persona, lo que te gusta de ella: se disfruta cuando nos sentimos queridos y seguros.
  3. Ternura, amor y delicadeza: la manera de tocar, de besar, de acariciar expresa lo que sientes por el otro. Las relaciones bestiales están muy bien pero no son las que hay cada día.
  4. Dar placer al otro: muchas personas disfrutan cuando provocan el placer en el otro. Dejaos llevar.
  5. Sexo improvisado: fantasear con lo espontáneo aumenta el deseo sexual (cocina, baño, salón).
  6. Jugar en pareja: pactad qué tipos de juegos os apetece practicar. Introducid la práctica que a ambos os aumente el deseo sexual.
  7. Hablar de fantasías y deseos sexuales que tenéis.
  8. Los preliminares son durante todo el día: un mensaje subido de tono, una caricia, un beso de esos de película. Pequeñas muestras de amor que vayan incrementando el deseo. Nos aumentará más el deseo sexual si durante el día nos sentimos queridos, atendidos, deseados.
  9.  
  • No es cuestión de cantidad, sino de calidad: estableced un ritmo que complazca a los dos.
  • No fingir! Si se finge hay insatisfacción y engaño. Interesémonos por el otro, por cómo está, si disfruta.
  • Cuidar el ambiente: hay ambientes que invitan al deseo: unas velas, temperatura adecuada, cama limpia…
  • Interésate por lo que le gusta a tu pareja.

El otro es como es.

Cuando queremos que nuestra pareja cambie, muchas veces creemos que lo queremos por su bien, para que mejore. Si lo analizamos honestamente veremos que se trata de un acto egoísta, de manipulación, para que el otro sea como necesitamos que sea. Muchas veces incluso ni siquiera nos han pedido ayuda para cambiar. Cuando desaparece la magia del amor encontramos la verdadera esencia de la persona y es entonces cuando queremos que piensen, sientan y actúen como nosotros mismos. Aceptar al otro es algo esencial si queremos que la relación de pareja funcione. Su esencia, su personalidad, su forma de ser, de sentir, de pensar y actuar.

Es claro que aparecerán situaciones de conflicto y diferencia pero actuaremos desde el respeto hacia esas diferencias. De no ser así aparecerá la decepción, que acaba con el amor. Cuando nos hablan sin ese respeto, de una manera que no hubieseis imaginado nunca, dañando, etc. aparece la decepción. Como si se cayesen de golpe todos esos parches y vemos la realidad tal cual es. Lo que debe aparecer es la admiración, que sólo surge cuando hay respeto y aceptación. Verle con orgullo, satisfacción, agradecidos por estar con esa persona, sin vergüenza ni inseguridad.

Querer cambiar al otro implica que no nos gusta tal como es. Debemos hacer el ejercicio de reflexión para darnos cuenta y asumir nuestra parte de responsabilidad y dejar de señalar con el dedo al otro. Siempre, siempre y siempre que hay un conflicto entre dos personas, hay 2 partes de responsabilidad. Y si es entre 50 personas, 50 partes. Siempre. Podemos plantearnos una serie de cuestiones como por ejemplo ¿qué puedo hacer para que mejore la relación, qué puedo cambiar yo, qué pasa si cambio el foco de atención y lo pongo en mí? Algunos de los errores más frecuentes que comentemos en la pareja son:

  1. Decir cómo debe hacer las cosas: esto hace sentir al otro incapaz y dependiente, lo cual anula la autoestima y nos olvidamos de nuestro potencial.
  2. Quejarse mucho y dar poco reconocimiento: si agradecemos a la pareja el gesto que ha tenido o el cambio que ha hecho…esto reforzarán aún más las ganas de hacerlo. Pero si lo que encontramos son caras de insatisfacción, reproche y más exigencias…se perderán las pocas ganas que queden para hacerlo bien.
  3. Hacer de papi o mami. Tratar como si fuese tu hijo. Esto se carga por completo la relación. Cuando asumimos el rol de padres con nuestra pareja, por un lado el otro se acomoda a que le cuiden y se lo hagan todo, por otro lado empieza la queja de que se comporta como un niño (normal, ¿no?), por otro lado más hay problemas sexuales ( ¿quién quiere a su madre o padre como pareja? ¿Quién tiene y ve sensualidad y pasión con sus padres? ¿Quién siente deseo sexual por su madre o padre?) Revisemos nuestros roles en la pareja!
  4. Corregir al otro: buscar el error del otro y señalarlo. Es como si nunca nada está suficientemente bien hecho. Esto no aporta absolutamente nada bueno. ¿Cuál es la finalidad de hacerlo? Veamos la intención del otro al hacer las cosas y agradezcamos. No busquemos el detalle que falta y lo que no hay, y despreciar lo que sí hay.
  5. No escuchar: pongamos atención plena cuando el otro nos explica algo. Pará él eso es importante y hacerlo hace sentir a uno mismo importante y validado.
  6. Querer tener la razón: la lucha de poder. Cuando el objetivo de la conversación es tener razón, debemos dejar de hablarlo. El objetivo debe ser la resolución del conflicto, no quedar por encima del otro, ya que esto nos aleja de la relación.
  7. Respetar el potencial del otro: no hagamos de salvadores dando la solución incluso antes de que el otro acabe de hablar. Pongámonos en una posición de horizontalidad, acompañando y comprendiendo, e invitando a pensar, sentir y actuar por decisión de la propia persona.

Todas estas sugerencias pueden ayudar a avivar la relación de pareja. Para cada pareja habrá unas sugerencias específicas.

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4 comentarios en «Cómo mantener viva una relación»

  1. Es un artículo muy completo, claro y directo, hay muchos aspectos que merecen ser considerados, sin duda lo voy a releer despacio para poder cuidar mi relación de pareja, gracias Iu.

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